jueves, 13 de abril de 2017

Zenda: La importancia de un libro

Fue en el año 2011, a mediados de mayo. A causa de una degeneración de retina, me había quedado ciego unos años atrás. En aquel momento trabajaba como coordinador técnico en una escuela de perros guía. Aquella mañana de primavera recibí una llamada telefónica. Se trataba de una señora que colaboraba en una escuela de perros guía norteamericana y buscaba información sobre la situación legal en España de estos animales. La conversación se alargó más allá de esta pregunta. Mi interlocutora era española, licenciada en veterinaria por la universidad Complutense de Madrid, y escribía cuentos. Coincidíamos en las tres cosas. Intercambiamos correos electrónicos y mantuvimos también un intercambio de nuestros relatos. Un mes después me volvió a llamar para proponerme la escritura en común de una novela. Ella contaría la historia de una adolescente que adopta un cachorro de futuro perro guía y por mi parte tendría que desarrollar la vida de un joven estudiante que, de manera repentina,  se queda ciego. No lo pensé dos veces y acepté el reto. A partir de ese día, Ana Galán, en Nueva York,  y yo, desde Madrid, comenzamos a intercambiarnos capítulos. Ella los pares y yo los impares. Correos, conversaciones por Skype, risas y peleas que terminaron un año después cuando la novela fue publicada por editorial Destino bajo el título de “Cierra los ojos y mírame”.  Este libro y los comentarios, casi todos muy positivos,  que suscitó en las redes sociales, me llevaron a tomar una decisión que cambiaría mi vida. Decidí dejar el trabajo y dedicarme a este apasionante mundo de las letras. El resultado hoy, cinco años después, es el de cuatro novelas publicadas, una quinta a punto de salir y un próximo viaje a Buenos Aires para dar a conocer allí mis trabajos. Una historia que se puede complementar pinchando en este enlace: http://www.rtve.es/alacarta/videos/para-todos-la-2/para-todos-2-entrevista-ana-galan-manuel-enriquez/1546614/

miércoles, 15 de febrero de 2017

#historiasdeamor

#historiasdeamor

Lujuria
Empezó a excitarse cuando notó que le acariciaban sus partes más sensibles y con exquisito amor lamieron sus dulces néctares. Una infinidad de deliciosas sensaciones recorrieron su delicada flor. Sus estambres impregnaron de fértil polen las patitas de la abeja. A poca distancia, otra flor esperaba que el polen le fertilizase el gineceo. En ese momento el fruto empezaría a desarrollarse y un nuevo pepino llegaría al mundo.  Y es que, las flores del pepino son muy lascivas.