Fue en el año 2011, a mediados de mayo. A causa de una
degeneración de retina, me había quedado ciego unos años atrás. En aquel
momento trabajaba como coordinador técnico en una escuela de perros guía. Aquella
mañana de primavera recibí una llamada telefónica. Se trataba de una señora que
colaboraba en una escuela de perros guía norteamericana y buscaba información
sobre la situación legal en España de estos animales. La conversación se alargó
más allá de esta pregunta. Mi interlocutora era española, licenciada en veterinaria
por la universidad Complutense de Madrid, y escribía cuentos. Coincidíamos en
las tres cosas. Intercambiamos correos electrónicos y mantuvimos también un
intercambio de nuestros relatos. Un mes después me volvió a llamar para
proponerme la escritura en común de una novela. Ella contaría la historia de
una adolescente que adopta un cachorro de futuro perro guía y por mi parte
tendría que desarrollar la vida de un joven estudiante que, de manera
repentina, se queda ciego. No lo pensé
dos veces y acepté el reto. A partir de ese día, Ana Galán, en Nueva York, y yo, desde Madrid, comenzamos a
intercambiarnos capítulos. Ella los pares y yo los impares. Correos, conversaciones
por Skype, risas y peleas que terminaron un año después cuando la novela fue
publicada por editorial Destino bajo el título de “Cierra los ojos y mírame”. Este libro y los comentarios, casi todos muy
positivos, que suscitó en las redes sociales,
me llevaron a tomar una decisión que cambiaría mi vida. Decidí dejar el trabajo
y dedicarme a este apasionante mundo de las letras. El resultado hoy, cinco
años después, es el de cuatro novelas publicadas, una quinta a punto de salir y
un próximo viaje a Buenos Aires para dar a conocer allí mis trabajos. Una historia
que se puede complementar pinchando en este enlace: http://www.rtve.es/alacarta/videos/para-todos-la-2/para-todos-2-entrevista-ana-galan-manuel-enriquez/1546614/
CON LA QUE ESTÁ CAYENDO
jueves, 13 de abril de 2017
miércoles, 15 de febrero de 2017
#historiasdeamor
#historiasdeamor
Lujuria
Empezó a excitarse cuando notó que le acariciaban sus partes más sensibles y con exquisito amor lamieron sus dulces néctares. Una infinidad de deliciosas sensaciones recorrieron su delicada flor. Sus estambres impregnaron de fértil polen las patitas de la abeja. A poca distancia, otra flor esperaba que el polen le fertilizase el gineceo. En ese momento el fruto empezaría a desarrollarse y un nuevo pepino llegaría al mundo. Y es que, las flores del pepino son muy lascivas.
Empezó a excitarse cuando notó que le acariciaban sus partes más sensibles y con exquisito amor lamieron sus dulces néctares. Una infinidad de deliciosas sensaciones recorrieron su delicada flor. Sus estambres impregnaron de fértil polen las patitas de la abeja. A poca distancia, otra flor esperaba que el polen le fertilizase el gineceo. En ese momento el fruto empezaría a desarrollarse y un nuevo pepino llegaría al mundo. Y es que, las flores del pepino son muy lascivas.
viernes, 23 de diciembre de 2016
#cuentosdenavidad
Mensaje de Navidad
Después de los últimos acontecimientos, todo el pueblo de
Israel esperaba con especial interés el mensaje de Navidad de su rey. Herodes
apareció en imagen, sobre el fondo de un cuadro familiar. Miró fijamente a
cámara, apoyó las manos sobre la mesa y dijo con voz triste:
“Lo siento mucho. Me he equivocado y no volverá a ocurrir”.
lunes, 28 de noviembre de 2016
Historias de superación
#historiasdesuperacion
Futuro incierto
Todo había comenzado unos meses atrás. Agobiada por la situación del país
y alentada por las noticias que se recibían de aquellos que ya habían iniciado la aventura pensé que a mí también me había
llegado el momento de buscar una vida mejor. Pregunté a una de mis vecinas cuyo
hijo había alcanzado ya la meta soñada, quién era la persona de contacto que me
podría facilitar el viaje.
—En cualquier bar de la
zona pregunta por Tarek —me respondió—. Dile lo mismo que me has dicho a mí.
Que estás harta y que te quieres marchar. Pero, niña, ten cuidado con él.
¿Cuántos años tienes?
—Quince —respondí—.
Pero…. ¿Por qué he de tener cuidado?
Ella suspiró antes de
contestar.
—Niña, eres joven y preciosa. El viaje es
caro. ¿Tienes dinero ahorrado?
No lo tenía. Pero ya lo
pagaría cuando llegase a destino con los primeros sueldos que ganase. Dos días
después, Tarek me esperaba sentado en el reservado de un bar cercano. Era un
hombre gordo que sudaba profusamente. Vestía una camisa blanca inmaculada con
los botones desabrochados dejando asomar un grueso cordón de oro. Pantalones caros y zapatos brillantes como un
espejo. Me miró de arriba abajo mientras se hurgaba con un palillo unos dientes
negros por el tabaco.
—¿Quieres viajar? —Me
dijo como todo saludo—. Hay muchos que quieren hacerlo y las plazas son pocas.
Además, ya sabes, hay que contratar el barco y la tripulación, pagar el
combustible, comida para la travesía y los inevitables sobornos a las
autoridades. Eso es dinero, mucho dinero.
—No importa, estoy
decidida a todo —respondí—. Ahora no tengo mucho pero… prometo pagar. Podré
pagarles cuando consiga trabajo.
Soltó una carcajada y se
acercó hasta que pude percibir como su aliento a tabaco y alcohol me inundaba.
—No, cariño, las
promesas no sirven —dijo mientras que sus dedos desabrochaban los botones de mi
blusa—. Pero hay otras formas… ¿sabes? Siendo un poco cariñosa conmigo y con
mis amigos, en poco tiempo lograrás el dinero suficiente para el viaje…
Decían que el viaje sería duro pero
nunca imaginé hasta que extremo. Ya han muerto algunos de los nuestros y el
patrón de esta pequeña cáscara de nuez hizo que los arrojásemos al mar. Su
fallecimiento, después de todo, ha sido una bendición para los que todavía seguimos
vivos. Podremos disponer de un poco más de agua y una parte extra de comida.
Así aguantaremos unos cuantos días más. ¿Quién será el próximo? Quizás esa
mujer. Está a punto de parir y su hijo no conocerá esa tierra prometida. Esa
tierra de trabajo y bienestar por la que todos soñamos. Esa tierra en la cual nadie
necesite venderse a turistas deseosos de carne infantil a cambio de algunas
monedas, sencillamente para poder comer al día siguiente. O para poder
marcharse. Había escapado de un infierno para caer en otro distinto. Quemaduras
por el sol, una sed insoportable que el agua salada no puede paliar y un
horizonte que se curva en una trágica mueca entre los azules de cielo y mar.
Pero este sufrimiento tendrá un pronto final. Si morimos, todo se acaba pero
quien logre aguantar, si es que alguien lo hace, recibirá el paraíso como
premio. El principio también será duro. Un centro para inmigrantes y luego,
cuando salga, intentaré encontrar un trabajo. Recogiendo fruta, limpiando casas
o cuidando ancianos. Dicen que en los países ricos se puede ganar mucha plata. Tanta
como para poder vivir bien y enviar lo suficiente a la familia. No podré
olvidarles: Papá, mamá, los hermanos pequeños, el abuelo, siempre con sus
historias. ¡Viejo chocho! Dice que, cuando él era niño, su papá le contaba que
antes las cosas no eran así. Entonces había buenos trabajos y comida para
todos. Y también dice que la gente venía
de fuera, desde lugares como al que ahora vamos en barcos como éste y que todo
sucedió apenas hace cien años. Que hubo una crisis y que muchos países se
hundieron en muy poco tiempo. La gente que había emigrado volvió a sus lugares
de origen. Sus naciones avanzaron rápidamente gracias al trabajo y a los
conocimientos de los que allí tornaban y que los pueblos de África progresaron
dejando muy atrás una Europa que se deterioraba cada vez más. ¡Sueños de loco!
¿Quién se puede creer eso? ¡Qué cosas más raras se les ocurren a los viejos!
¿Alguien se imagina que, apenas hace cien años, en África se pasara hambre? Pero…
¿Qué es aquello? ¡Cielos! ¡Un barco! Parece un barco de salvamento, y se dirige
a nosotros. ¡Bendito sea Dios, estamos salvados! ¿De dónde será? Quizás Guinea,
Senegal o Camerún. Me hace ilusión, pasear por las elegantes calles de Malabo o
Dakar. Quizás hasta encuentre novio allí pero… no lo creo. Dicen que los negros
son muy racistas y que a los blancos no nos quieren…
sábado, 29 de octubre de 2016
Concurso relato Halloween
Maldición
Si las maldiciones son, por su propia esencia, una
demostración de maldad, la suya llevaba además un plus de mala leche. Así
pensaba Francisco Lara mientras esa tarde se dirigía a su domicilio .
Francisco, Curro, miembro de una familia gitana cuyos orígenes se perdían en el
tiempo. Conocía la historia transmitida de generación en generación y que
afectaba de manera inexorable a todos los primogénitos, y él lo era, de la
familia Lara. El hubiera asumido cualquier otra maldición con entereza.
Convertirse en vampiro, en alma errante o sufrir intensos dolores a lo largo de
toda su existencia. Esas eran
maldiciones habituales cuyo propósito consistía atormentar cuerpo y espíritu
del maldito. La suya iba más allá. Aquella mujer despechada, cosa de amores no
correspondidos, que les maldijo por treinta generaciones, de ello hacía ya más
de quinientos años, sabía cómo hacer las cosas bien y así, tras cada luna
llena, el cuerpo de Curro Lara, ahora y de veintinueve abuelos suyos antes,
sufría la transformación. El proceso se iniciaba siempre desde abajo. Las uñas
de sus pies crecían y sus dedos se alargaban, mientras el resto del cuerpo
encogía a la vez que se cubría de plumas. Su nariz y boca se fundían en un pico
anaranjado del cual colgaría un moco permanente. Era la maldición del
hombre-pavo. Cada noche de luna llena, Curro Lara se convertía en pavo.
Comenzaba a picar y escarbar el suelo buscando granos y lombrices mientras
miraba a la luna llena lanzando incesante su "¡glo, glo, glo!". Una
vez cada 28 días, siempre cuando las primeras luces de la luna llena iluminaban
la noche oscura. El hechizo se rompía con el primer rayo de sol y Curro Lara
volvía a recuperar su forma habitual. Aquel día cuando entró en la pequeña
cueva, que era su hogar, del
"Sacromonte granaíno", notó que toda la familia gitana le miraba de
manera extraña mientras se lanzaban sonrisas cómplices entre unos y otros. La
abuela le tocó, evaluadora, una de sus
piernas mientras en un gesto inequívoco se pasaba la lengua por los labios.
Curro Lara se estremeció de miedo y el sudor perló su frente. Aquella noche habría luna llena y en el
exterior una voz infantil cantaba "Esta noche es Nochebuena y mañana
Navidad..."
jueves, 14 de enero de 2016
Carolina Bescansa y el rabo del perro de Alcibiades
Alcibiades, político griego sobrino de Pericles,era
considerado un genial estratega. Sucedió que cierto día el mencionado no tuvo
mejor idea que la de cortar el rabo a su perro. Alguien debió preguntarle los
motivos de haber dejado rabón al pobre chucho. El otro, antes de contestar se rascó
la barbilla, se ajustó la túnica y repuso:
—Mientras hablan del rabo del perro no hablan de otras cosas.
Pues eso, que la diputada Carolina Bescansa, con su gesto,
ha desviado el foco de atención mediática. Alguien debería estarle agradecido.
¿Verdad señor Gómez de la Serna?
lunes, 28 de diciembre de 2015
28 de diciembre 2015
Estimado:
Si estás en esta página... Bienvenido seas, mi querido inocente. Y ya que estás aquí, podrías seguir leyendo alguno de los post que tengo escritos. Gracias.
Si estás en esta página... Bienvenido seas, mi querido inocente. Y ya que estás aquí, podrías seguir leyendo alguno de los post que tengo escritos. Gracias.
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